un conjuro un motor inexplicable
atravesé sonoras pizcas de jazmín silvestre
cuando la urbe se fue durmiendo lentamente
y no se dieron cuenta del milagro
en sus iris ámbar
y estornudé amapolas tan naranjas
como el verde sentir o el rojo llanto
la risa se apodero de mi
y en un minuto casi humano
fui feliz
eran mariposas en el alma
tus dedos en mi cuerpo vagabundo
conmoción de gorriones
instantánea y fugaz luz sin urgencias.
Una vez el rocío
ay, se inmoló en su propia tela
la araña tejió cierto anochecer
que apresuraba olvidos.
1 comentario:
Hola, simplemente felicitarte por tus lindas poesías..Seguiré visitándote.
te visito desde
http://desdoblamientointelectual.blogspot.com/
Suerte!!
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