una sucesión de designios marcados
ocurre, es el cristal de mezclas
la solapa de un tren sin maquinista
es nuestra vida, dije
los pelos se erizan
como el alma que me fue prestada
y nunca devolví.
Abrió su boca
uno elige el desconsuelo
uno rebusca la alegría.
El diablo azota donde mas duele
esa carta al revés trituro ademanes
como una bofetada
tramos de verdades disiparon al cerebro.
Solo soledad. No hay mohines
quizás en otra vida comenzó el humo
pegajoso, devenir abstracto
ese algo inexplicable
que me funde
y deshabita.
Una carta del desamor.
Ya lo se, Claudia, no lo repitas
uno elige. Sin embargo.
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